13.3.08

Pecado

Pues nos lo ponen difícil a los que procuramos cumplir religiosamente con los siete pecados capitales todos los meses sin faltar ni uno. Ahora vamos a tener que acumular riquezas excesivas, me cachis en los mengues. La cosa se complica. Porque, hasta hoy, teníamos la avaricia, pero es que eso es muy amplio, uno puede ser avaro de calcetines, de megas en el ordenador, de sentimientos, de calderilla… Uno puede ser avaro hasta de pelos en las orejas. Mas el nuevo pecado que ha fijado la Iglesia católica lo deja bien claro: acumulación de riquezas excesivas, o sea todo lo que es un Vaticano, pongamos como ejemplo. Y no digo yo que no sea este un pecado que dé menos gustito que otros cometerlo, qué va, menudos son los curonchos prohibiendo lo bueno; pero a ver cómo se hace sin —como el de la lujuria y la pereza— levantarse de la cama. Por otro lado, yo creía que eso ya era pecado antes, aquello del camello y el ojo de la aguja ya lo apunta, será que ahora las agujas tienen el bujerete más amplio o desahogado y que los camellos se están quedando en las guías, o a lo mejor es que el reino de los cielos se ha convertido en el potorro de la Bernarda y aquello está ya petao de ricos entrando y saliendo a mogollón, alegremente.

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