31.3.08

El cuerpecito

La Justicia española, mire usted, es una cosa que se pregunta por qué el psicópata que presuntamente asesinó a la niña de Huelva no estaba en prisión por los delitos sexuales probados y juzgados que conforman su currículo. Ahora. Se lo pregunta ahora. Tiene huevos: ahora. A lo mejor es que la Justicia española se creía que ese tiparraco, tras haber abusado de su propia hija hace seis años, de otra niña hace cuatro, de otra hace dos y de otra más el año pasado, se iba a estar quietecito de una vez y hasta podía montar una oenegé de magos y payasetes para hacer felices a los niños hospitalizados, algo así. A las personas hay que darles oportunidades, ¿verdad? Los malotes pueden cambiar. Así que la Justicia española nos da mucha confianza, aquí estamos todos que no cagamos con la Justicia española, por buena, por confianzuda, por efectiva y porque, de vez en cuando, se detiene a preguntarse cosas, aunque ya las respuestas sirvan para más bien poco. Y cuando, de aquí a un tiempo, la Justicia española dictamine que ese hijoputa lo que está es loquillo de la cabeza y que hay que tratarlo psiquiátricamente en vez de cortarle las pelotas y echárselas a los cerdos, el cuerpecito de Mari Luz se habrá terminado de fundir con nuestro olvido.

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