Salió el lunes en la “Crónica política de la semana”, de Manuel Expósito. En la foto, Gaspar Zarrías alza la mano derecha con el puño cerrado, mientras que la izquierda se la mete campechanamente en el bolsillo del pantalón. Fue durante la misa cantada el pasado día 1 en el cementerio de San Eufrasio, con motivo de la inauguración del monumento a los represaliados por el franquismo en Jaén. El resto, la alcalda Carmen, el teniente Cano y demás fieles rojunos, levantan el puño izquierdo, que es el tono acostumbrado para marcarse “La Internacional”, esa coplilla que siempre están ensayando en el jacuzzi para cuando se presentan estas ocasiones tan señaladas. Sin embargo, ya digo, el señor Zarrías no; don Gaspar, a la contra. Atendamos pues: ¿qué nos quiere decir el jefe con esto? Me imagino que, para empezar, lo que nos quiere decir es que él levanta el puño que le sale de las narices, que para eso es el jefe, lo cual está muy bien, no seré yo el que le eche valor para discutírselo. Pero, al menos, esa mano izquierda la podría haber dejado libre y enseñada, que una mano en el bolsillo es síntoma de ociosidad y, si se profundiza un poco, roza el acto impuro. Los bolsillos son para el pañuelo, oiga.
7.11.07
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