14.9.07

¿Piensas en mí o en quién piensas?


Las gerencias, las direcciones, las asesorías y los etcéteras de responsabilidad municipal que todavía no se han cubierto, esto es, los carguillos, los carguillos, ya están dados, lo que pasa es que a los sociatas les ha gustado siempre la intriga hasta el último momento, o quizá ocurra también que esas vacantes sean las destinadas a gente que merece sufrir en la incertidumbre de la mejoría de su futuro o la mediocridad de su presente, vicios que en política se dan mucho y con alta fruición por parte de sus enviciados. A los políticos en el poder les chifla y les rechifla sobetear el mango de la sartén mientras los demás se preguntan angustiados en qué fogón terminarán poniéndola a freír las papas a lo pobre. Así, con la que mejor y más agustico se ensañan es con esa criatura lívida, temblorosa y medio infartada de ambición de mando que tres o cuatro veces al día les pregunta si han pensado en ella, por el amor de dios, o en quién han pensado, con el historial político en la mano, una medalla de Nuestro Señor Zarrías colgada del pescuezo con cinta verdiblanca y una carta de recomendación escrita por sus propios méritos de servilismo y obediencia. Por eso, algunos, cuando lo consiguen, se vuelven tan repugnantes.

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