19.6.07

¿Ha visto usted la niña Angelita?

Ay, don Ramón, lo que es la vida. San Cristobalón muriendo y de un niño aprendiendo, que a lo mejor no casa mucho con lo que yo le quiero decir, aunque de todo se aprende, pero usted me entenderá, señorito. Mejor diríamos: San Cristobalón dueño de La Carolina y va y le gana una pitufina. Quién nos lo iba a decir, mire usted. Porque ya sabíamos que esta juventud viene empujando, eso es verdad; pero leche, no pegando achuchones, un respeto, por dios, que hay canas. La gente es que se deslumbra con nada y se lo cree todo, ¿es verdad o no, señorito? Usted sabe de eso. Pero a ver quién se iba a esperar nada de la niña Angelita. Nadie. Ni los suyos propios se lo esperaban, conque usted verá. Porque usted era La Carolina, don Ramón, usted era su Carolina, la que usted inventó, señorito, para gloria y honor de esa comarca bendecida por la gracia de Dios, y la niña Férriz se crió a sus pechos, como todo el pueblo, ¡y bien hermosa y guapa, por cierto!, que usted la vio nacer, señorito, y si nos llegan a contar que la Angelita venía al mundo para hacerse roja y arrebatarle su obra 29 años después, no se lo cree nadie. Paciencia, don Ramón, que los tiempos ya no están más que para eso: para la paciencia.

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