12.9.06

Cuando te la ponen caliente

Hola otra vez, ustedes perdonen. Llevo todo el verano aguantándome este artículo. Pese a haber estado viajando por el mundo, gastándome los dineracos que les saco a los premios literarios, inútil: no me lo quitaba de la cabeza. Al principio creía que era el chunchún de la asquerosidad que están cometiendo en la avenida de Madrid (vivo cerca), el cual me llevaba en el cráneo como un eco de municipalidades jodientes. Pero no. Era el artículo. Qué mal rato. Hoy por fin puedo aliviarme. Vamos allá. Hagan el favor de rechazar sin contemplaciones la copa cuyo refresco esté caliente. Pero rechácenla una vez servida, para putear, o niéguense a abonar su importe íntegro tras haberla ingerido. Que aquí hay mucho listorro y mucho operario de bar y mucho chuleta y muy pocos camareros profesionales. Hasta el moño de niñatos y niñatas que emplean esos pasadizos sagrados que son las barras para porros, campamentos o para pagarse los estudios. Que son cuatro cincuenta, redié, y todo cubatero sabe que con el refresco caliente la copa es caca. No valen excusas de nevera recién cargada: el fresquito va en el robo, ése que origina el botellón del que tanto se quejan. Era eso, nada más. Hasta mañana.

3 comentarios:

J. G. dijo...

Eso te pasa por ir a según qué garitos.

Un escritor de prestigio o con premios como tú debería empezar ya a ser más selecto y exigente con los locales en cuestión.

Un saludo y bienvenido a la blogosfera.

Anónimo dijo...

Me ha gustado eso de "un escritor de prestigio o con premios"... Que no es lo mismo. Je, je.
Bienvenido´tú también.

Sir Alsen Bert dijo...

La polisemia del titulo es el brillante del artículo.
Suma otra enhorabuena.