27.2.06

Al nuevo señor comisario

Como soy más cumplido que un luto, acostumbro a dar la bienvenida desde aquí a los que vienen de fuera para ocupar cargos relevantes, por quedar bien. Sólo a los que vienen a ocupar cargos relevantes: los pelagatos son un género que yo no trabajo, faltaría más, anda y que los reciba su tía. Así lo hice en su día con el obispo, con los salvadores del Real Jaén, con algún juezaco y con no sé quién más. Ahora tenemos en Jaén nuevo comisario, un madrileño que viene de Algeciras a sustituir al anterior, ese señor que dicen que arrullaba a sus maderos en el regazo y les cantaba dulces coplillas, así que vamos allá. Señor Francisco Gil, sea usted bienvenido a esta nuestra ciudad lagártica y manchega, donde se cometen crímenes como en la que más, pero ya verá que algunos resultan hasta simpáticos. Sabrá que varios de los más gordos y sangrientos están sin resolver (el taxista, los novios, el del mercado de mayoristas) y que quizá ya nunca se resuelvan, y que esto es algo que a los jaeninos nos tiene un poco dolidos y no lo olvidamos, pero vamos a confiar en que bajo su “policiato” esto no vuelva a ocurrir. Póngase usted cómodo, señor pestañí, y hale, a trabajar, que le estamos mirando.

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