18.1.06

Y sigue la venganza del pollo

La gripe aviar se aproxima a los países en los que sí empieza a ser grave morir y las autoridades sanitarias continúan diciéndonos que no seamos caguicas, que no pasa nada. Sigue falleciendo gente por esa cosa de los pollos que nadie se explica y las autoridades sanitarias piden tranquilidad y que no cunda el pánico. Y digo yo, ¿hay que fiarse a pie juntillas de los dictámenes de las autoridades sanitarias? Porque a mí lo que me están pareciendo son unos juangüevos que, con decir “eso no es ná, más se perdió en Cuba”, tienen bastante. Un día verás tú como nos aconsejan que aplaudamos con entusiasmo el avance de la enfermedad, los bríos de la epidemia que niegan por ser palabra maldita, medievalista, y que saquemos a la calle cabalgatas en homenaje al pollo pachucho y sus estragos en el ser humano. Hay como una pereza terrible a decirnos lo que está pasando. O lo que es peor: es como si la cautela hubiese dado paso a un miedo atroz a contarnos de verdad qué está pasando y qué nos espera. Venga a matar pollos y a enterrarlos en cal viva, holocausto pollar, pollicidio de urgencia, y que sea lo que dios quiera. Como si el planeta Tierra no necesitara despiojarse cada cierta era.

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