23.1.06

Y que tenga que decirlo un juez...

Qué rubor, qué sofocación, qué bochornazo más grande que tenga que venir un juez a decirle al Ayuntamiento que haga el favor de limpiar, adecentar y acondicionar el Polígono de los Olivares, so cochino, que está criando roña y es una feria de insalubridad, un pudridero de basura, el síndrome de Diógenes de la locura municipal. Qué sofocación. Nada menos que un juez del Juzgado de lo Contencioso Administrativo, ¡ahí es nada: de lo Contencioso Administrativo!, con lo finos y lo limpios y lo ordenaditos que son los jueces de lo Contencioso Administrativo y el olfato tan delicado que gastan. Yo no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza, vamos, yo es que no lo sé. Eso le pasa al PP por echar a barato las quejas de los ciudadanos, en este caso de los sufridores diarios del Polígono, cuando las exponen por las buenas, y considerar oposición canalla y malintencionada a todo aquel hijo de vecino que no está conforme con su actuación. Pues hale, hale: a ver qué le decís ahora al señor juez, valientes, chulones. ¿Ahora sus tiembla? Pues nada, toca arremangarse, ir a la droguería a por lejía, escobas y fliflís y ponerse a limpiar, guarracos. Ah, y llevaos también catanas, por las ratas.

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