No les va a resolver la vida, ni siquiera les va a resolver la existencia, no les va a quitar el paro de encima, el contrato basura, la frustración de un oficio desagradecido, tampoco la hipoteca desaparecerá de los archivos de sus bancos, no les va a sanar de sus achaques, no les va a curar sus enfermedades, sus amadas o amados perdidos no volverán con ellos por eso, a sus hijos no se les arregla el futuro, sus enemigos seguirán vigentes, el porcentaje de alegría de sus vidas no crecerá eternamente por ello, el tedio volverá a pesar de todo, los disgustos están ahí, esperando junto a las desilusiones, los desconciertos, la desesperación y la resignación, que es muy mala. Nada va a cambiar, los problemas acucian. Pero, ¡cagon to!, qué bueno es que gane el Barça, ¿no? Pitos y pitos y pitos y voces y voces y voces y vivas y vivas y vivas, pasión de colores, ídolos a patadas, entrenadores dioses. Es como si hubieran cobrado la mitad, a repartir, de lo que puede cobrar un solo jugador de ese magnífico ejército de peloteros escupecéspedes que, durante toda una noche, hace felices a los hombres y a las mujeres de buena voluntad hasta el punto del despelote, el despiporre y el jolgorio desatado. Y no solamente porque haya ganado tu equipo: también porque el del Madrid, ¡que se joda!
29.5.09
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