24.4.09

Papafrita

El señorito Javier, o sea Arenas, llama “Chaves” a Griñán reincidentemente en el Parlamento andaluz. La memoria humana es tan prodigiosa como porculera, porque, cuando algo se fija bien fijado, se convierte en costumbre y la costumbre, amigos y vecinos, no me digáis que no, es eso: muy porculera. Ay de aquel que un día decida mudar el tarro de los pictolines de la repisilla del mueble de la entrada, donde siempre ha estado, al cajón de debajo de la tele, la de rectificaciones locomotoras que va a tener que realizar cada vez que le apetezca un pictolín. Con esto se demuestra que ejercer la oposición, decir que no y que no al Gobierno, es una costumbre, como costumbre es gobernar. La ideología política también es una costumbre y a que no exista o viva prostituida por los partidos estamos ya sobradamente acostumbrados. Para el señorito Javier el Gobierno andaluz es Chaves, tiene cara de Chaves y seguirá llamando Chaves a quien le pongan delante, se apellide Griñán o Papafrita, da igual. Esto es muy humano. Lo malo es que cuando la política se acomoda del todo en la costumbre es frecuente que se empiecen a olvidar los principios democráticos, a los que no estamos muy acostumbrados porque no tienen cara ni apellidos, ni dan de comer.

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