El atractivo turístico de la provincia de Jaén está hecho de frases para el auto convencimiento. Atractivo tiene esta tierra, que sí, y, si me apuran, hasta posee grandeza y todo lo que ustedes quieran; pero me da a mí que se nos nota demasiado que tenemos que terminar de creérnoslo nosotros mismos y no precisamente porque no confiemos en lo nuestro, sino por algo mucho más crudo: porque las cifras y los porcentajes de los visitantes que se quedan más de un ratillo y de las empresas que aquí invierten, rara vez coinciden con la ampulosidad de los eslóganes y de las bonanzas que se nos ocurren. Ejemplo: Pilar Parra, de Turismo de la Dipu, en Fitur y para este periódico: “Somos una provincia conocida y reconocida”. Pues no, mire usted, no, Jaén no es una provincia conocida y reconocida, a Jaén la conocen y la reconocen tanto por ahí como nosotros conocemos y reconocemos Palencia o Albacete. Jaén es una provincia que, todavía y de momento, suena a aceite, a Manolete, a Bartolín, a Cazorla y a que hay que pasar por ella para ir a Sevilla, a Granada, a Málaga y al Cabo de Gata. Y ya sé que con el derrotismo no se va a ninguna parte, pero tampoco con el optimismo a la fuerza, que ya es que ni ánimos da al personal, o sea que tampoco funciona.
3.2.09
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