Mi muñeca salerosa y menstruante, mi Quimicefa radiactivo y cochinón, mi peine de carey, mis indios de plástico con la boca abierta, mis canicas de cera, mi cocinita para guisar grillos y pelusas, mi Geyperman gay que hace popó, mi nubecilla de flecos, mi Donquijote parlanchín, mi tranvía, mi baraja porno, mi soniquete de contador, un libro nazi, un gatito muerto, mi sacacorchos, mi mandilón, mi juego de óleos para manchar cortinas, mi prima Sandra en camisón. Había una vez un circo, un capullo huero, una hormiga cabezona, un payaso alcohólico, un gitanillo con mocos, más vale prevenir, don Pimpón, chiquitita dime por qué, había una vez unas tijeritas sin punta y una cassette de Xuxa Park. Melchor me trajo un huevo, Gaspar me lo frió y Baltasar, por ser negrito, de hambre se murió. Un entierro de plastilina, el haba del roscón, el higo de la vecina, bronca en el comedor. Mi Rompetechos, mi Palomitrón, una espada de ejecutivo, un cañón, tres o cuatro perritos de goma, aquí perros no, aquí perros no, aquí perros no. Los hombres no lloran, las mujeres no orinan, papá y mamá no lo hacen por las noches, ni nunca, mi galápago se murió, los Reyes Magos esclavizando pajes, abusando de las pajas, mirándonos hoy con rencor, con rencor.
6.1.09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Excelente hilaridad, querido Jesús. Me leo reflejado en nuestra mocedad. Un abrazo.
A propósito de recuerdos. Te acuerdas de aquellos premios literarios "García Requena" o "el olivo"... Nunca pensé que estos, que tanto deben a la cultura, se los cargarían por ser una carga presupuestaria.
Informame si sabes algo más. Gracias
Publicar un comentario