Lo que pasa, maldita sea, es que hay errores subsanables, errores sin solución y errores que dejan en libertad a un hijoputa, a un puto perro reincidente que viola a niñas pequeñas. Eso es lo que pasa. Todo lo demás son corporativismos de clavo ardiendo, todo lo demás son visillos de humo negruzco culpando a la política, al Gobierno y a la falta de medios, todo lo demás es una patética gestión para lavar caritas y olvidarse cuanto antes de que un hijoputa, un puto perro reincidente estaba en la calle cuando debía llevar tiempo en la trena con el culo en pompa y una concurrida cola de caballeros en chándal detrás, guardando turno. Encima que al juez y a la secretaria culpables de su mal trabajo, de su torpeza, la cual le costó la vida a esa niña, apenas han recibido una caricia como castigo, sus compis tienen la santa cara de holgar y manifestarse. ¿Pero esto qué es? ¿Pero de qué leche va la Justicia en España? ¿Pero cómo quieren que tengamos confianza en la Justicia, en el artículo catorce de la Constitución y en toda la solemne zambombería que nos cuentan acerca de su efectividad y casi sagrada misión? Que no sean intocables esos señores y esas señoras de la toga, por favor, pues de lo contrario seguiremos pagando sus errores los de paisano.
23.10.08
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