Cuando nos enteramos de que a un violador de menores le han echado unas cuantas decenas de años de cárcel, respiramos tranquilos, confiamos en el funcionamiento de nuestra Justicia y nos olvidamos del asunto porque otros nos requieren. Pero el violador encarcelado y el mecanismo de la Justicia siguen viviendo. El violador es una persona con los mismos derechos legales que cualquier otro ser humano y la Justicia no duda en aplicárselos porque es lo que dice en los libros y los papelajos que la Justicia maneja para ser ella y hacerse presente. El violador sale de la cárcel, pasado un tiempito, porque, además, en la cárcel, como no hay niños, ha sido muy bueno. Y entonces, en la calle, se acuerda de lo que a él realmente le pone y destroza la vida de otro niño y sus familias. Y la Justicia vuelve a hacerse presente. Y lo encarcela otra vez. Pero entonces vuelve a acordarse la Justicia de que el violador es un ser humano con todos los derechos, y se los cuelga del pescuezo antes de volver a echarlo a la calle, y entonces el violador ve a una niña que le gusta y que puede conseguir fácilmente. La Justicia se entera, se enfada y a la trena otra vez, mas el violador es un ser humano con todos los derechos, con todos los permisos, y la Justicia… ¿Qué Justicia, joder? ¿Qué Justicia?
8.9.08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario