Si los chalés de Los Puentes se inundan es porque, legal y naturalmente, no deberían estar donde están. Eso está tan claro como el hecho de que yo no debería oponerme públicamente a la construcción de la presa del río Eliche, puesto que el PSOE me da de comer y además me ha colocado bien colocaícas a cuatro primas y una tata; pero qué le vamos a hacer, si soy un traidor. Razón tienen los villariegos. Doscientos “charleres” no deberían costarle a la hucha pública 45 millones de euros y, además, cargarse un patrimonio medioambiental que ya estaba ahí una chispitilla antes de que al chacho Josepedro se le ocurriera hacerse el chulo plantando una casilla donde mejor le vino a él, cucha tú qué vistas y que fresquito que hace en verano, que por la noche te tienes que tapar. Hay serias sospechas de que el río Eliche es cipote perdido y no entiende más que de su cauce, así que, una de dos: o le pagamos unas clases para que se quede quietecico cuando diluvie y no fastidie al chacho Josepedro o le cortamos la respiración con una obra de modificación de su existencia. Es eso, ¿no? Y no es que queramos dejar sin chalé a la gente, líbrenos dios: es, simplemente, que los quiten de en medio de la manera más contraria a sus construcciones, o sea legalmente.
3.9.08
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