Últimamente ya no sé qué nuevos elogios inventar para seguir abrazado al poder socialista que tantísimo bien hace por nuestra ciudad, nuestra comunidad, nuestro país. Sé que debo esforzarme porque, al fin, el PSOE me ha subido la paga que me da de comer (la unidad de millar algo más alta y los céntimos de después de la coma llevados al límite: benditos seáis), pero es que creo que se me está agotando el pozo del peloteo servil, estoy acabado, mis alabanzas ya no brillan como antes ni les ponen los vellos de punta a Zarrías, quien ya no me llama para preguntarme si me hace falta algo que en su mano esté. Besos —solía responderle yo, cuando me llamaba—, en su mano lo único que hay son besos, don Gaspar, los que yo deposito con inmerecido honor. Los socialistas del Gobierno municipal me siguen sonriendo a su paso y algunos incluso me dicen “buena columna la de hoy”, pero no es suficiente para colmar mis deseos, mis anhelos, mis ansias de ser suyo, de ser de ellos para siempre y que dispongan de mí a su antojo. Son tan guapos, tan guapas, tan distinguidos, huelen tan bien y trabajan tanto por nosotros… Políticos honrados, seres humanos excepcionales. Los de la IU también son honrados, pero no tan guapos. Eso es así.
18.6.08
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