Se quejan los chirris y las pastiras lolatorreros de que, sin más explicaciones, los pusieran a la cabeza de la procesión capillona del pasado día 11 “como si un adorno folclórico representáramos”. Tócate la pera, sóplame este ojo y ráscate las lorzas: ¿y qué os creéis que sois, una comisión de observadores de la ONU? Vale que os cabree que no pudierais estar cerca de la Virgen de vuestro corazón y esas cosas —que ya hay que tener ganas de cabrearse, la verdad—, pero que os irrite que os hayan usado como motivo de adorno es como si, un poner, Espinete se hubiese ofendido porque nadie le daba una sección de divulgación científica o a Don Pimpón le molestara no interpretar al galán de Barrio Sésamo, que era Chema, el panadero. Los chirris y las pastiras sois un ornamento anacrónico, por muy temprano que os levantéis, y lo seréis siempre: esa cosa rancia y calañorra que en ninguna parte falta y que a lo mejor es hasta necesaria para tener entretenidos a los que, si por ellos fuera, sólo escribirían melenchones y joticas en las agendas culturales y de ocio, amén de algún Quique Camoiras para darle risa a lo solemne y alguna exposición de pañitos para que sus abuelas se sigan sintiendo útiles. Como lo pienso lo digo, nenes. Asín que…
17.6.08
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