Me va usted a perdonar, señora o caballero, que le saque un poquitín del anonimato que, seguramente, se tiene usted merecido, pero es que, como usted mismo no se da a conocer en abierto, he creído conveniente dirigirle estas líneas desde nuestro periódico provincial y convertir así mi “Lagártica” de hoy en un servicio público para hacerle llegar esta pequeña reconvención. Hombre, por favor, no nos tire usted huevos y tomates desde su terraza las noches que hay concierto o teatro en la jaenerísima y amenizada plaza Deán Mazas. ¿No le da fatiga? Y no ya porque la comida no se tira, sino también, y sobre todo, porque los últimos tomatazos, que buen tamaño tenían, pasaron muy cerca de criaturitas en carricoche a las que semejante agresión podría desgraciar seriamente. Las horas en las que usted se queja arrojándonos lo que muy bien podría formar parte de deliciosas pipirranas y sustanciosas tortillicas son muy tempranas, que ya se cuida el bar Deán Plaza de respetarlas; pero, si se siente usted molesto, creo que hay otras formas de hacerse notar más civilizadas que el tomatazo o el huevazo, armas con las que no hace usted sino incrementar la borriquería y la catetez que ya nos caracterizan.
1.10.07
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1 comentario:
Joder...que haría semejante asno si debajo de su balcón tuviese un coche discoteca reventándole los tímpanos desde las 1.00 h hasta ....sacaría el subfusil...o en cambio se acojonaría...hay bestias para todo.
De todas formas el divertimento de unos no debe ser el sufrimiento de otros..
A menudo pienso que hasta que un día no ocurra alguna desgracia, las autoridades no tomarán medidas...
Saludos paisano
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