19.4.07

Aclarado me queda, oh Manuel

Sobradamente aclarado me queda, oh Manuel, oh Ruiz, oh Adana, el “y no diré más” de tu artículo del otro día, y por cierto, no sabes la envidia que me das, por supuesto insana. Leche, parecemos el Boabdil y el Almutamid, aunque me da a mí que tú y yo de morería tenemos lo mismo que de… ¿señores de izquierdas? Bueno, tú un poco moro sí que eres, en el sentido de que te gusta la buena vida y las mujeres mejores, según tu cumplido artículo de ayer. A mí también, creo, pero no puedo permitírmelo y como las únicas élites con las que me relaciono son las de los pelagatos que ni pinchan ni cortan y la de los escandalizados y beatorros que sí que pinchan y cortan y hasta trituran y malmeten, tampoco disfruto del trance del convite, que en todo caso no sería en Madrid, ni en Europa, ni en Suramérica, sino aquí, en este Jaén lagártico y santiguapollas, siempre aquí, como buen cateto de provincias que goza sonrojando señoras de faja y mechas, como estupendo cuentista que ni del cuento vive. De ahí mi envidia. Tu ministerio de pecador ortodoxo es mi vocación, maldita sea, y tu desdoblamiento de periodista y persona bien vale un lingotazo místico. Te odio, me odio. Ay, dios, qué depresión.

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