Contigo estoy, Peñamefécit

Aquí a mi vera venía ayer una protesta del presidente de la República Independiente de Peñamefécit, mi querido país natal, del que ando emigrado, acerca de lo mal que está la plaza García Lorca, conocida en mis tiempos escolares como la plazoleta Las Bragas. No es la primera vez que leo quejas referidas a ese espacio de mi añorada República, pero muy pocas o ninguna acerca de la genuina plaza del barrio, la de José Solís, que está hecha una asquerosa basura desde hace un pilón de años y a la que, para empezar, habría que ir cambiándole el nombrecito, por ejemplo por el de algún columnista de éxito nacido y criado en la barriada, es un poner. Normalmente me resisto mucho, por principios, a hacer el artículo cemental y bordillero, o sea el urbanístico de queja, pero cuando se trata de mi tierra, de mi Peñamefécit, de ese Lavapiés jaenino, tantos años humillado por el Gran Eje imperialista, saco el artículo que haga falta y le exijo al Ayuntamiento que coja al barrio y lo niquele ya, que lo deje hecho un pincel, un san Luis, porque la nobleza de sus vecinos lo merece y porque allí también se visten de limpio para ir a votar y a pagar los impuestos, maldita sea. Dicho queda. Estaremos al tanto.