Con los cachetitos que acostumbra a propinar en las mejillas de sus saludados y de sus saludadas, Gaspar Zarrías te está diciendo “pobretico, si yo quisiera hacerte pupa…”. Pero no quiere, por eso se limita a los cachetitos y con eso le basta, al tiempo que advierte y avisa y se impone. Yo lo veo darle cachetitos a mucha gente, a otros los abraza y, de unos pocos, pasa como de comer cacafuti, no le merecen ni un cachetito, y veo muchos rostros agradecidos por esos cachetitos, rostros que ni por asomo pertenecen a gente capaz de creerse del todo que los cachetitos a los que acostumbra Zarrías son simplemente cariño y campechanía, aunque también: el campechano Gaspar da unos cachetitos muy cariñosos, sí, pero con la mirada fría y la sonrisa breve de las citaciones y los despachos. A continuación, se larga, pasa a otra cosa, porque el cachetito es su saludo y su despedida, su conocimiento de ti y su indiferencia (de momento). No obstante, en el PSOE saben que si Gaspar Zarrías te niega un día esas pequeñas hostias que te da, malo. No pésimo, pero sí malo. Es hora de hacer méritos para volver a ganarse la simpática agresión de su mano pequeña y hábil. Algo has hecho. Piensa, piensa. Por dios.
27.2.07
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3 comentarios:
De Zetas estoy ya colocaó.
Que si ZetaPé, que si Zetazarrías, que si los Zetazopencos y los chiripitifláuticos. Joder, qué hartura, por Dios.
Zetas venenosas, RoZas Rojas, Petas Zetas chisporroteantes y AndaluZía sin barrer.
Y seguirá Zin barrer, verás.
¿Zabes tú, Don Jesús, si Chaves se va a jubilar prontico?
Pues no Ze, Zilvio; lo miZmo Ze lo eZtá penZando...
Ay cómo me recuerda a alguien el Zarrías...
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