Para no tener que pagar un céntimo en indemnizaciones, el cardenal Rouco Varela “estudia” recurrir la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que condena a uno de sus curas a dos años de prisión por un delito de abusos sexuales continuados a un niño de doce años. Dirá el responsable del Arzobispado que a ver si ahora la Iglesia Católica va a tener que abonar las lujurias de un clérigo viejarráncano, siendo como es más barato un homenaje a Onán a tiempo, de esos rapiditos, discretitos y silenciosos. Laírgen, qué asco. Cucha tú el curoncho septuagenario restregándole el pellejo a la criatura y metiéndole mano “porque era bueno y sano para el desarrollo corporal”. El hijo el Gori, qué gorrino y qué criminal, te van a dar ahora a ti “desarrollo corporal” en el talego, bonico. Qué estafa de Iglesia. Dirán los que tienen ojos y no ven que es un caso aislado, que garbanzos negros hay en cualquier gremio, sin percatarse de que tantos “casos aislados” como se dan no son sino un reflejo de la podredumbre hipócrita de una institución, la Iglesia, que desde hace siglos intenta cercenar los genitales de sus fieles y se reserva los propios para darles uso a su gusto, esto es, a oscuras y con inocentes.
15.11.06
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