17.11.06

Documental sobre la malaya

La malaya es una bicha larga, gorda, sebosa, babosa e interminable: una bicharraca fea de negra que va dejando a su paso una sustancia pegajosa y dañina y arrambla con todo cada vez que saca la lengua. La malaya, no obstante, pese a su increíble tamaño, repta con mucha agilidad y rapidez, es un visto y no visto, cuando coge carrerilla no hay quien la pare, serpentea y avanza y jaspea a una velocidad formidable. La malaya tiene su hábitat más idóneo y reconocido en la costa mediterránea, pero el nomadismo que la caracteriza y su apabullante capacidad reproductora ha infestado de ejemplares de esta especie a muchas otras regiones españolas, en las cuales evoluciona tan ricamente. Eso, tan ricamente. La malaya es capaz de comerse a un hombre, y a dos, y a tres, y a cuatro... Qué leche: la malaya es capaz de comerse a una corporación municipal entera y quedarse tan fresca. Su extraordinario aparato digestivo apenas tarda unos minutos en convertir gente honrada en gente sobornada, pobreticos buscavidas en dueños de fortunas, marujientas con mechas en señoronas de visón y patetismo, amantes galantes en presidiarios desmejoradillos... Contra la malaya debería haber más vigilancia. Y palos.

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