27.10.06

Postal desde Túnez

Pues yo creo que el romance entre Hojiblanca y Túnez se lo tienen merecido, una vez más, los productores y cooperativistas jaenotas. Sí señor, que se chinchen. Yo, como no tengo olivas, soy capaz de decir esto con alegría, aunque sí es verdad que me expongo a que me den una hostia, porque no veas cómo se las gastan algunos duques de la pringacha y sus súbditos, siempre con el pan de sus chiquillos en la boca. Y ahora me explico, aunque muchos ya sabrán por dónde voy. Si aquí, en la tierra mundial del aceite de oliva, se nos hubiera pasado el canguelo, la pereza, la avaricia, la desconfianza, el conserva-durismo o lo que sea que impide la unión de las tropecientas cooperativas en una gran empresa como la de Málaga, no tendríamos que estar babeando ni escupiendo al paso del señorito Hojiblanca, quien esta vez ha pasado de untárnoslo fresquito por la parte del vientre y se ha ido al exotismo morisco y jamalajá a dejarse los cuartos. Sinceramente, ¿a usted no le entra sofocación cuando piensa que los primeros productores de aceite de oliva —o sea, Jaén— tengan que estar dependiendo siempre de que los demás les aligeren las bodegas para hacer su negocio y quedarse aquí tranquilicos?

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