La verdad es que a mí me la refanfinfla una barbaridad y con una bajeza moral impresionante que haya o no haya fiestas de moros y cristianos. No es mi cultura, no es mi festividad, no es mi marchilla, no me riza las carnes como, por ejemplo, me las riza mi Nuestro Padre Jesús Nazareno tambaleándose por las callejas del casco viejo de la Jaén de mi corazón y derramando su amor incondicional sobre las cabezas de sus adorados hijos, quienes se desgarran en un "¡viva el Agüelo!" hecho de lágrimas, de sangre y de esperanza. ¿Lo ven? Ya me he emocionado, me cachis en los mengues. Sin embargo, uno no puede dejar de preguntarse a qué leche viene ahora considerar ofensivos esos desfiles de gente vestida de antiguo y con reloj, valiente chominá, habiendo ofensas más actuales contra la comunidad islámica, por las cuales sí tienen todo el derecho a poner el grito en el cielo y donde haga falta. Yo que vosotros, moros, pasaría del tema. Sus tradiciones son los cojones de España (con perdón) y tocándoselos no vais a conseguir más que racismo y xenofobia renovados, que aquí hay mucho borrico. Luchad por vuestra dignidad de hoy y no por la de hace un porrón de años, que además nos trae turistas.
12.10.06
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2 comentarios:
Jajajajaja
Ay, que me parto de risa con tus artículos. Y además estoy de acuerdo contigo.
¿Que te partes con mis artículos? Jopé, y yo que quiero hacerlos profundos e intelectuales, con mensaje y todo eso. No hay manera.
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