31.5.06
Ni bien tampoco
Pa’qué diría ná del crucifijo don Enrique Tierno Galván, que ya he leído y oído por varios frentes la frasecita famosa con la que pretenden cubrirse de historia y razón los católicos que quieren imponer su dictadura en los colegios públicos. A lo mejor es que tenía un día tonto el que fuera alcalde de Madrid cuando dijo que no le quitaran el crucifijo del despacho porque era un símbolo de paz. Qué perra han cogido. Si ahora tienen que resolver la polémica las palabras de un político muerto, mire usted, ahí está el interruptor. Yo insisto: de símbolo de paz, nada: de tortura. Y no les falta razón a los que afirman que la presencia de un crucifijo no hace mal a nadie. Cierto. Ni bien tampoco. Lo que no debería tener discusión es que se trata de centros de enseñanza pública pertenecientes a un país aconfesional en el que, pese al integrismo laico del que se quejan los supersticiosos, se permiten los colegios religiosos para que los padres que estén dispuestos a equivocarse en lo tocante a la formación de sus retoños los manden allí sin mayores problemas. ¿Que son privados y caros? Pues sí, pero la culpa de eso la tiene la Iglesia, que no es barata. A ella las hojas de reclamaciones, no al Estado.
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