9.2.06

Las cinco columnas de Segovia

Cuando el Miguel Segovia coge la pluma (que yo imagino gorda como un calabacín y contrachapada en acero) y escribe para los periódicos, los grandes articulistas de esta provincia (que somos todos, menos uno) nos echamos a temblar y corremos al regazo de nuestras madres, quienes suelen repudiarnos al grito de: “¡Haber sacado unas oposiciones, chalao!”, de manera que —ya me dirán— el desamparo es total y no nos queda otro consuelo que juntarnos todos en cualquier tascorro a ajumarnos y poner verde la existencia. Lo que el concejal de la Presidencia del Ayuntamiento jaenita nos echó ayer en la página 10 de este periódico, titulado “Pues vaya Plan”, es una pieza literaria y política que se caga la perra. Dispense, pero no he atinado con otra expresión que mejor califique las cinco columnas a las que el Segovia nos ataba ayer, creo que con intención de darnos la del pulpo con una pestuga. Impecable, ya digo. Lo malo que tiene, por ponerle un solo defecto, es que en su escrito da la sensación de que se alegra de que la Junta de Andazarrías y el Gobierno mientan a Jaén, la engañen y la marginen y le den humo en vez de ladrillo. Que le engorda, vamos, y se lo pasa pipa con la desgracia.

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