2.1.06

Leña y leña hasta que lo quiten

Va siendo hora de que estas “Lagárticas” que vengo echándoles realicen una labor de servicio público para el bien general y no se queden en el chillerío de articulista porculero y soez al que acostumbran, de manera que, aprovechando que ésta es la primera columna del nuevo año, me he propuesto con toda la firmeza de la que soy capaz abordar mensualmente un asunto que sé que a muchos ciudadanos jaenitas les saca tan de quicio como a servidor. El torno. Aquí está, amigos y vecinos: el torno. La intención es no parar de criticarlo hasta que la empresa concesionaria de autobuses urbanos, los Castillo, eliminen de una puñetera vez de la entrada a sus vehículos ese artilugio incómodo, anacrónico, pestiño y encrespador que ya hace tiempo quitaron de los autobuses de toda España (a lo mejor quedan algunos, pero esos que se busquen su columnista). Porque yo creo que el torno lo siguen teniendo ahí por desconfianza, pese a tíquets y tarjetas, y no veas la traba que supone a la hora de subir con bultos y los agrios berrinches que pillan los conductores cuando alguien le da una vuelta de más al aparato, pasajero inexistente que ellos tienen que pagar de su bolsillo. ¿Lo conseguiremos?

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