(Artículo para el suplemento especial de Fin de Año)
A ver, sinceramente, con una mano en el corazón, la otra en la cartera y la del vecino en el gaznate, ¿a que, de todos los deseos positivos de salud, dinero y amor que formulamos el año pasado por estas fechas, no se ha cumplido ni uno? Pues claro que no, hombre, ¿qué esperaban?, ni que la vida fuese bonita, ni que el devenir cotidiano lo escribieran los guionistas de “La abeja Maya”, ni que hubiera alguien supremo y bondadoso escuchando nuestras sandeces existenciales, con la de cosas que hay que hacer por uno mismo y lo entretenida que está la tele a todas horas y en todas partes. Yo no digo que a lo mejor uno o dos estúpidos, presuntuosos y muy egoístas anhelos sí que se han hecho realidad durante este 2005 al que hoy le pegamos el pestugazo que se merece, tampoco vamos a exagerar ni a ser unos absolutos malafollás, pero sin duda dicha materialización no ha servido sino para atraer más disgustos y sinsabores, las cosas como son. Es verdad que a la vida no se le puede pedir más que salud, dinero y amor, que es lo que siempre estamos exigiendo en el ambulatorio de la Seguridad Social, en la Caja de Ahorros de Algo y en el club “Fantasía”, como si lo mereciéramos, pero oye, una cosa te voy a decir ahora que estamos en confianza y que los niños se han acostado con dos azotazos en el culo: que nada es tan bonico como se nos pinta y que de todo se cansa uno, hasta de comer quesitos, con lo ricos que están. Así, teniendo en cuenta que el trío de virtudes juntas no pueden ser y que además debería estar prohibido y penado por real decreto ley, desglosemos los pros y los contras de los tres conceptos que nos ocupan en este alegre artículo que me está saliendo. A saber. Mucha salud no es buena, porque estás siempre con el subidón puesto y queriendo hacer cosas que, después, la falta de liquidez te arrumba —con el polvo ya añadido— en el desván de los soñadores o, en su defecto, en el zaquizamí de los ilusos, y a tomar por culo la bicicleta, nadie va a dar un duro (mucho menos un euro) por algo que no entienden cómo no se les pudo ocurrir a ellos y sí a un mamarracho medio mentecato, eso de que la imaginación es suficiente era antes, se lo inventó un cipote que decía hincharse de jamón de Jabugo mientras le arreaba bocados a un macizo de chóped, con las lágrimas saltadas. Por el contrario, mucho dinero sí mola, para qué nos vamos a engañar, eso es lo mejor que hay, a mí que no me digan que es lo mismo una cartera gorda por los almanaques que te regalan en los puestos de la plaza que obesa por su razón de ser, porque no me lo creo; pero entonces es que no se quita uno de encima a los pobres y a los amigos y a las tiarracas y, quieras que no, terminas careciendo de la más mínima intimidad y te mudas de ser un romántico solitario tieso, un perdedor, un maldito, un juanpelotas, a un gorigorigó chimpón, o sea un pelanas exitoso entre pelanas, un cuentachistes al que hay que reír para que después te preste, y no, tampoco es eso, si bien el inconveniente es soslayable, no hay que ser tontos, no vayamos ahora por esto a renunciar a pegar el pelotazo, jolín, con salud o pocho, eso da igual, que otra oportunidad no la vamos a tener, amigo, y mientras tú te lo piensas, otros se lo están llevando fresquito y muerto y ya entalegado, la leche que mamaron. Por último, respecto al amor..., bueno, sí, claro, qué remedio, a ver quién le dice que no, a ver quién lo critica, sería incorrecto, de rancio y malafollá para arriba me pondrían; pero qué leche: yo observo a mis periquitos, el Juanlu Cañabate y la Toñi Heredia, que se llaman, ahí más bonicos que ná, dándose piquitos y restregándose las plumas el uno al otro, y me gusta, me enternezco, casi sufro erecciones, las tardes enteras se me pasan delante de la jaula, mas por otro lado me pregunto si lo de darse piquitos no será que se arrebatan canallamente el grano de mijo entre ellos, más que nada por joderse, y si lo de restregarse las plumas obedecerá a que les pica el piojillo (me niego a comprarles un spray de esos que contaminan el ozono) y prueban a ver si se lo endilgan al otro. No crean ustedes, los periquitos son una pregunta y cien respuestas, dan mucho que pensar, por ejemplo en que el mejor amor es el amor propio y la mejor amada o el mejor amado es la novia o el novio del que tienes enfrente, quien por regla general no se conforma con la salud rolliza que luce, el dineral que gana y gasta y el sueño que se calza emborricado cada vez que lo dejan, de manera que algo hay que arrebatarle, lo manda el siglo, lo dice (si lo buscas en Google) internet. Y en fin, que con todo esto yo no quería más que desearles todo eso que se desea hoy, pero por ir cubriendo las líneas que me faltan, a ver si me van a tomar ahora por un blandengue al que le importa la biología de los demás, no señor, anda y que cada uno toque la flauta que mejor suene. Y en todo caso, pongamos que me da por decir que feliz año nuevo; vale, bien, de acuerdo, pero no a todos, faltaría más, no a todos, que hay quien no se merece más años que los que ya lleva tocándonos las narices y contra los que los cuescos de las uvas nunca tienen nada provechoso que hacer, porque ésa es otra, la suerte... la suerte...
31.12.05
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