23.11.05
¡Que te veo, Mateo!
Como prospere la propuesta que los comerciantes de la capital le han formulado al Ayuntamiento en relación a instalar cámaras de videovigilancia en la vía pública, ellos se sentirán más seguros (lo cual no quiere decir que lo estén), pero ya podemos ir diciéndoles adiós a esos pecadillos callejeros que, en mayor o menor medida, todos hemos cometido alguna vez cuando creíamos que no nos veía nadie. Y no me refiero sólo a echar una meada furtiva y urgentísima arrimados a cualquier rincón, que eso supongo que tendría multa segura, puesto que de dicar por los monitores se encargarían los munipas y aquí nos conocemos todos, ya sea por la cara o por el número de veces que nos la sacudimos tras la micción. Por ejemplo, a ver con qué cuerpo y disposición jugaríamos a eso de no pisar la raya de la baldosa o le haríamos de toro a los capotazos chaqueteros del colega en las profundas noches jaenitas, por no hablar de los calentones silvestres del “aquí mismo, para qué más lejos”, bajo la sospecha de que cuatro uniformados se están descojonando a tu costa y lo mismo hasta te sacan en Onda Jaén, informativo especial. Qué sería esto, ¿un Gran Hermano a la fuerza? Pues no a esas cámaras.
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