Que sea el propietario del nombre Alfonso Sánchez Herrera quien diga que personalmente le da igual pero institucionalmente le parece una cochinada que al recinto ferial jaenoncho le vayan a quitar los sociatas el nombre de “Alfonso Sánchez Herrera” suena a lo que viene sonando el PP últimamente: a tontorroneo sin ton, sin son y sin leches, con su poquito de “papa ande me llevas”. Eso que lo diga otro, ¿no? Es como si en su día las Palmeras se hubieran quejado por haber sido sustituidas por la Constitución para darle nombre a esa plaza y los Alféreces Provisionales se hubiesen levantado en armas contra la lírica, la ópera, el bel canto y la madre que los parió a chorros. Pues no: te aguantas y, cuando ganes las elecciones municipales, coges y rectificas a fin de poder seguir diciendo por ahí que te vas a dar una vueltecica por el ferial que se llama como tú. Lo que está visto es que a las calles y a los recintos y a las glorietas –qué me gustaría a mí que algún día le pusieran mi nombre a una glorieta, oye, por lo buen columnista que soy y lo bien que me llevo con todo el mundo y lo increíblemente sexy que luzco– hay que bautizarlas con nombres de muerto, como se ha hecho de toda la vida de dios, para no herir sentimientos ni crear pelusillas tontícolas.
9.10.09
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