25.9.09

La Férriz

Ole mi Férriz, tan carolinense y angelita, que se ha bajado el sueldo y el de su equipo de Gobierno un quince por ciento, también las dietas por asistir a plenos –como si la asistencia a plenos no fuera parte integrante del trabajo de un político, caray–, por lo que en el Ayuntamiento de La Carolina se ahorran ciento cincuenta mil euros, ahí, con dos ovarios, sí señora, ¿el siguiente? Bueno, no hay mucha cola para esto; pero así se empieza. Los políticos son envidiosillos, peluseros y muy copiones, y ya verás tú cómo comienza a llegar más gente cortándole picos a su nómina. A ver, que estas cosas siempre acarrean réditos electorales lo sabemos, faltaría más, la puntada sin hilo no les mola; pero mira, mejor que sea así, que lo de acariciar caritas de niño y sentarse con los abuelonchos a escucharles pestiñazos ya está muy visto y además produce melancolías intestinales. ¡El bolsillo, el bolsillo, mírate el bolsillo! La alcalda de La Carolina, esa chiquilla que le pegó un empujón a Ramón Palacios que por poco lo escachifolla, al hombre, ha pasado de ponerse un sueldaco con toda su ilusión a asustarse un pelín por esto de la crisis y el desempleo que dicen que hay y donar parte de su bocata a los pobres y puede que también a los chinitos sin bautizar. Bien, Férriz, bien.

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