8.9.09

Golfillos

Habría que preguntarles a esos golfillos de la “banda del parque” si confían en la Justicia española, más concretamente en la jaenícola. Cualquier noche de estas me acerco, los busco entre el follaje y les pregunto. Porque nosotros, los que no somos golfillos, los que no atracamos, los que no intimidamos, los que no pegamos palizas, siempre nos estamos quejando de la blandura de los jueces; pero, ¿y ellos? En el fondo de sus golfillos corazones, ¿qué opinión les merecerá ese señor o señora que los suelta, con un regaño, tras haberle machacado un ojo a un viandante? Me da a mí que, si sus señorías se enteraran, entonces sí, los enchironaban para los restos por desacato, burla, mofa, befa y encarnizado cachondeo hacia la autoridad judicial. Cualquier otro delito les parecerá menos serio, máxime cuando todo depende de la edad de unos huesos acogidos a la mierda de Ley del Menor que tenemos en este país tan cagapoquito e ingenuo, tan de manual encelofanado. Si tus huesos no han cumplido los dieciocho años, es menos grave, mucho menos grave, que hayas violado a una niña hasta reventarla. Debe de ser que con catorce o quince años se comenten las salvajadas con más suavidad y a lo mejor porque ese día no echaban nada interesante en el Canal Disney.

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