Ya verán como, tras la supresión de los quince altos cargos que la Junta de Andalucía se propone realizar para ahorrarnos poco más de un millón de euros, no pasa absolutamente nada. Y no pasa absolutamente nada porque el ahorro es ridículo; pero es que, si le echaran entrañas y aumentaran el quitaero de sueldos de un 5 a un 15 por ciento, pongamos por número, tampoco pasaría absolutamente nada, que no, la comunidad autónoma seguiría funcionando tan mal y tan bien como de costumbre, a los únicos que les pasaría algo —un disgustazo, claro— sería a los altos cargos descabezados, porque eso es una cosa que sienta muy mal, que te quiten, con lo bien que lo hace uno, oye. Aquí lo que sobran son altos cargos de altos cargos de altos cargos, que a su vez necesitan subdelegados, subdirectores, asesores, coordinadores, tíos con barba. Y todos cobrando. Lo malo es que ya estamos con los complejos y las contradicciones. Dice el Griñán que el recorte es por las vacas flacas, que hay que apretarse el cinturón, mientras que el titular de Presidencia, el Antonio Ávila, quiere dejar claro que el recorte no obedece a la austeridad, sino a la reorganización, como si le diera vergüenza de que sepamos que están tiesos. Iros tocando la pera, anda, que ahora voy.
22.5.09
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