Antes, menos los comerciantes, que son unos lloricas, todo el mundo de acuerdo con que la estación de autobuses se traslade provisionalmente a la Institución Ferial. Y ahora, nadie. Desde luego es que a la gente no hay que darle tiempo a pensar, ¿eh? Las cosas tendrían que ser dichas y hechas, porque como del dicho al hecho haya un trecho, catapún, siempre habrá alguien que caiga en un inconveniente (a lo mejor en un inconveniente sólo para ese alguien), tuerza el morro y se lo contagie a los demás. ¡Con lo que se contagia eso del morro torcido! Y vale que va a ser incómodo, que sí, para todos, pero leche, también va a ser un momentillo, mientras adecentamos la basura vergonzosa de terminal busera que llevamos tantos años soportando, a ver si ahora con la chalaúra de las pegas la cosa se va a encallar, a eternizar, y todavía echamos unos cuantos años más enterándonos de los horarios de autobuses por los papelillos esos pinchados con chinchetas en una vitrina, que es que no se puede ser más cutre. Vamos a ponerle un poquito de paciencia, anda, no seáis. ¿Alguien me puede decir qué obra no da por culo? Sin embargo, luego, mira tú qué bonico queda todo. Lo que pasa es que aquí somos muy chinchorreros y muy metijones, eso es lo que pasa.
20.1.09
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