12.12.08

Pozo Alcón

Ah, no, espérate, que ahora la Fiscalía no está conforme con el rechazo social que ha ocasionado la condena a la madre de la bofetada de Pozo Alcón y le sube los cuarenta y cinco días de cárcel a sesenta y siete (además de mantener el año de alejamiento del hijo), puesto que hay un agravante y es que la “agresión” se produjo en el domicilio familiar. Claro, si el tortazo se lo llega a dar en la tienda de Carminchi o en una bolera de Massachusetts, la cosa no hubiera sido tan grave. Josú mare mía de mi vida y de mi corazón, ¡qué chominá! A ver, pregunto: ¿al Juzgado de lo Penal, a la Fiscalía o a algún conserje leído y viajado se le ha ocurrido la idea de cogerse a un par de psicólogos y preguntarle al niño si quiere quedarse sin madre un año y si ésta merece prisión por haberle atizado aquel soplamocos? Porque habrá que averiguar el grado de terror que vive esa criatura al lado de semejante fiera a la que no bastan zapatillazos para reducirla cuando él no quiera hacer los deberes. ¿O es ahora cuando el niño está asustado por la que se está liando, por oír hablar de cárcel para su madre? Un nene verdaderamente maltratado pide a gritos que le quiten de encima a su maltratador, sea la madre, el padre o un vecino con la camisa a cuadros. Ya está bien, hombre.

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