¡Catalina!

A la sardinilla, Capilla, a la sardinilla, mañana tempranico pal Castillo, José Rubén, dile a la Toñi que se venga y a ver si se apunta también el Angelete, que ahora lo han dejao parao y está deprimío, el muchacho, verás tú qué bien que nos lo vamos a pasar, a ver si hace bueno, yo la misa no me la quiero perder, que es de mucho lustre, a mí que me den todas las santas Catalinas que hagan falta y me dejen de vírgenes Capillas y de Dolorosas y de Crucificaos, ¡pues anda que no es guapa la santa del Castillo!, si es que la miras y está hasta buena, la gachona, y que Dios me perdone, que no es con malicia lo que digo, que uno siente su religiosidad y sus cosas a su manera y lo de mañana es muy alegre, tos los años nos cogemos la Maritoti y yo y nos pillamos un cebollón con la bota que se nos caen las bragas por el cerro abajo, pero con nuestro sentimiento, ¿eh?, que lo uno no está reñío con lo otro, que el lingotazo es pedir por la salud y las raspas bien repeladas sirven pa alejar la mala follá de los buenos espíritus sobones que emergen de los pinos, eso lo he leído yo en un libro del Iker Jiménez y tú te callas, tía pragmática, te me peinas, que mañana Jaén es de fiesta y la Carmen Puri nos ha vuelto a poner los autobuses de balde, ¡qué me gusta a mí esa mujer!, aunque sea pa nuera.