El Partido Popular que con José María Aznar ganaba las elecciones mira fija y matonamente a Mariano Rajoy, a ese pobre Mariano que durante dos legislaturas consecutivas ha sido incapaz de darle su merecido al Zapatero de los gays, del no a la guerra, de la antiespaña, de los abortos y las negociaciones con ETA: un simple y manso quemaiglesias con las cejas triangulinas al que este país de derechas, católico y sentimental, se lo podía haber zampado en un tris si Mariano hubiese estado más atento. Para muchos, Rajoy ya no es más que un calzonazos al que hay que quitarse de en medio si no le da por irse él, que me parece a mí que al final le dará. Al Federico del copón de la Cope ya no le gusta Rajoy, así que España obedece y también reniega; el Federico del copón de la Cope ahora está enamorado de la María San Gil y llama “ratas” limpiamente desde su alcachofa pútrida a los actuales habitantes que van quedando en la calle Génova: los gallardines, los suavones, los del colmillo recto y la mala hostia guardada. Ay, PP, qué ocupado estás en lamerte las mataúras, qué lástima das. Líbranos, señor, de los enemigos de dentro, que de los de afuera ya me ocupo yo, a esos les conozco y sé por dónde me vienen y en qué mano traen el pincho.
21.5.08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario