Piturda era un pobre anciano al que la gente insultaba, humillaba y maltrataba perramente. Ahora lo vestimos de personaje de culto, una cosa muy de Jaén. Pero, no nos engañemos: Piturda no era más que un indigente en cuya enjuta figura los cafres se afilaban los cuernos, los graciosetes se reafirmaban en su gilipollez y los amargados daban rienda suelta a sus encabronamientos. Hoy, muchos de sus torturadores se enorgullecen de haberlo tratado y gozan de esa chuchurria terruñera asquerosa del Jaén de antes, te hablan de Piturda con cariño, con devoción incluso, elevan a lo épico aquello del ramo de flores que le entregó el hombre a la Reina y se ufanan transmitiendo sus conocimientos piturderos a las generaciones que no llegaron a conocerlo. Piturda, borrega, que tienes un hijo sin orejas. Qué gracia. Y esa cara de imbéciles ilustrados que se les pone cuando presumen de saber el verdadero nombre del viejo: Octavio, Octavio Ortega. Aquí vivimos de mitos apaleados, de alcohólicos a los que putear, de enfermos mentales vestidos de policía. Después, un día, aparecen muertos en cualquier esquina, bajo algún cartón, y les pensamos un monumento que nos limpie la conciencia. O bautizamos una guía del ocio con sus motes. Y a seguir riéndonos.
14.4.08
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4 comentarios:
Honrado ha quedado.
ME PARECE UNA PATOCHADA JESUS ESO QUE DICES.
Y VEO EXPLENDIDA LA GUIA NUEVA QUE HA SALIDO.
A MI PARECER CREO QUE DEBERIAS DE RELAJARTE UN POCO, DEJAR TANTA DRAMATIZACION, Y REIRTE UN POCO DE TI MISMO CUANDO TE LEVANTES Y TE MIRES AL ESPEJO.
TOMARTE LA VIDA EN SERIO PERO DEJATE DE ESOS DELIRIOS DE....
CHAO.
PERO SI QUE AGRADESCO ESA MENTE INCONFORMISTA Y CLARA COMO LA TUYA, HACES PENSAR A MAS DE UNO Y ESO ME GUSTA.
Llegué aquí buscando documentación sobre Piturda, de Jaén, para la tesis que estoy escribiendo sobre "Miedo a no volar", de Saiz de Marco.
Os paso el relato, por si os interesa.
MENOS MAL
Se ve que no le basta con ser pobre y tener que ir por las calles recogiendo cartones. Se ve que, además, debe ser humillado.
Mientras saco a pasear a la perra, a veces viene la inspiración. El primer verso te lo dan los dioses, pero no hay que dejarlo escapar. Por eso me siento en un banco y escribo. Esta vez estoy demasiado tiempo y, cuando me levanto, Titina no aparece. La busco por el parque, la plaza, los jardines… Finalmente al torcer una esquina la veo. Está con otros perros y, a su lado, hay un hombre con boina y con un carro cargado de cartones. Pregunta:
-¿Es suyo el perro?
-Sí.
-Tos los perros se me pegan. Pero yo na más recojo los que no tienen amo. Y éste no parecía callejero. Un cuarto de hora llevo, aquí parao, esperando al dueño del animalico.
(Lo escribo en jienense porque lo recuerdo así.)
-Muchas gracias –le digo; y me llevo a Titina.
Justo cuando me despido pasa un coche. Desde dentro un ocupante baja la ventanilla y, sabiéndose impune, grita:
-¡Piturda! ¡Borrega!
(Es tradición insultarle.)
El insultado acaricia a sus perros (“menos mal que los tengo a ellos”, pienso que piensa) y con ellos echa a andar calle abajo.
Piturda literario!!!!!!!!! Eso si que es un notición !!!!!
(Miguel J.)
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