Eso de celebrar la presencia de más mujeres en el equipo de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que una de ellas esté embarazada (como si eso fuera una cosa extraordinaria) y que otra sea tan joven, es machista, muy machista, también por parte de las mujeres, quienes se alegran con más entusiasmo del ramillete de su sexo por el que ha optado, “sin prejuicios”, el presidente. Cuando la más o menos presencia de hembras en puestos de responsabilidad deje de acipotarnos a todos la opinión y la curiosidad, dejaremos de ser machistas. El machismo en este país se mide mejor así y no por aquello de los calcetines en el suelo y la tapa del váter levantada, aspectos a los que llevan acogiéndose toda su vida las feministas gritonas de chichinabo y cara agria que, ahora, aplauden los ginecoministerios socialistas de ZP. Y es verdad que, por contraste, una preñada en Defensa llama la atención, sobre todo por lo guapas que se ponen las embarazadas y lo feos, rancios e inquietantes que son los uniformes militares, siempre trayéndonos malos pensamientos y peores recuerdos. En fin… Que en este asunto lo único que vale es, a partir de ahora, demostrar eficacia y cumplir con honradez, algo que no está ni mucho menos entre las piernas de nadie.
16.4.08
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