Se preguntaba ayer en su católico artículo mi correctísimo compañero de opinión José Pablo Alcalde: Qué les ha pasado a los españoles, que hasta hace sólo unas décadas existía para casi todos, de una u otra forma, fidelidad a Dios. Era una pregunta entristecida y casi me atrevería a decir que un pelín desesperada, y como uno no soporta que sus colegas de escribanía diariojaenoncha anden por ahí con la murria a cuestas, mucho menos desesperados, voy a tratar de encender un poquito de cirio en tu confusa entendedera, y sin pedir nada a cambio, además: de gratis. Para empezar, colega José Pablo, dudo mucho que tus cuitas se fundamenten en hechos reales, puesto que España sigue siendo facha y católica hasta las trancas, una cosa mala y fea de facha y católica, mas puede que sea cierto que ya no tanto que hace unas décadas. ¿Cuántas décadas? ¿Las que alcanzan el franquismo? Porque, si es así, apago el cirio ahora mismo y me voy, maldita sea. Lo que ocurre, Alcalde, es que Dios no existe, se trata de una superstición a la que se agarran los calenturas, y a lo mejor algunos españoles resulta que han ganado en inteligencia (por la alimentación), mientras que la Iglesia que fabrica la fe se ha quedado en sus siglos roucos, vareleando.
6.3.08
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