Bueno, parece ser que me va a tocar a mí hacer de malo, qué remedio. La alcalda jaenoncha y su grupo socialista mandante en el Ayuntamiento han utilizado electoralmente a la niña de ocho años que escribió una carta a este periódico pidiendo que se asfaltara una pequeña calle por el bien de unos abuelitos enfermos que en ella viven. Hale, ya está dicho; así todo seguido parece que escuece menos. La historieta es de cuento ternísimo, pero los políticos no están para cuentos y mucho menos para ternuras. Para parecer sensibles y emotivos, sí, para eso sí que están, que los limpios de corazón y los cursis también votan. Se enteran de la carta de la criatura, ven que el asunto es pan comido y ya visualizan la foto junto a los réditos electorales (pal Chaves) que obtendrán de los familiares de la niña, de esos ancianos, del resto de los vecinos de esa calle y de los coleccionistas de sentimientos crédulos y mariposas vivas. A la política siempre le han servido los niños, a los que pellizca los carrillos y coge en brazos para mostrarse humana, todo lo humana que no es la política en los despachos. Y esta niña de Jaén, el angelico, se lo ha puesto en bandeja. Ahora pregunto: ¿seguimos usando nenes para arreglar la capital?
19.2.08
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