4.2.08

Ñiñiñí

La Conferencia Episcopal debería dejarse ya de tibiezas y de tonterías y presentarse a las elecciones, con dos testículos, y no que están todo el día ñiñiñí ñiñiñí ñiñiñí, sin dar golpe, a la sopa boba de la espera del partido que les conviene, el que mejor les plancha las sotanonas y les predispone a los corderos con los ojos cerrados y las bocas abiertas. Eso de tener una pata en Dios y la otra en política queda feo. Que cierren las patas de una vez y se queden tiesos en el roalillo que prefieran, a ver si dejan de marear, que entre el runrún que se traen y la peste a cirio, aquí no hay quien pare. ¡Vota Conferencia Episcopal! Habrá que ver a un curaco en el poder, desalojando la Constitución a bibliazos y cascando en el Congreso en latín y de espaldas, con aviso a las diputadas en esquela portera: “Observen el recato para entrar a este sagrado recinto, por favor”. Para las corruptelas, secreto de confesión y para los condongos, alfiler. Cárcel para las zorras que abortan y un palo por donde ellos saben a los homosexuales, previa quema de sus armarios. Y a poner mucho la otra mejilla, pero las nuestras, y a flipar en castidad, pero nosotros. ¡Arrepentíos, arrepentíos, arrepentíos! Eso, arrepentíos.

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