Luego decimos que este es el país de la picaresca. Leche, si nos lo ponen a huevo, joé. A finales de mes, la Consejería de Educación de la Junta de Andazarrías endilgará una orden por la que los profesores cobrarán más cuantos más alumnos aprueben. Toma castaña, don Roque. Se supone que con esta medida se pretende incentivar su esfuerzo profesional en pro de los alumnos más perracos, tontunos o torporros, pero… que si me entiendes. Y tú me entiendes, ¿a que sí? No digo yo que todos los enseñantes vayan a mirar el caramelito ese con la baba colgando y se líen a aprobar gente a paletadas, a espuertas, con frenesí y griteríos, sobre todo porque, me imagino, habrá un control que constate la honradez de las evaluaciones; lo que pasa es que aquí algunos aprenden a saltarse los controles y hasta cinco burras alineadas de hocico a rabo antes de que terminen de inventarse (los controles, las burras y la madre que parió a las burras). Y que hay meses que uno no llega ni aunque coma trapos viejos, y que hay por ahí muchos escaparates con cosicas bonicas para mercarse si se tuviera un dinerillo extra, cachis en la mar, y que la vocación docente no es más que eso, una vocación, presumiblemente corrompible.
21.2.08
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