María Teresa Fernández de la Vega tiene ese poder de convicción de las delgadas. Las delgadas convencen porque ya les has visto el color a las palabras antes de que les salgan por la boca, mientras que las rellenitas bufan mucho y enseñan menos el sobaco de la realidad, porque son más naturales ellas. Y si además las delgadas tiran de esa seriedad de palitroque que tanto nos recuerda a una maestra que tuvimos todos —quién no ha tenido maestra con seriedad de palitroque—, pues convencen mucho más. La alcalda Puri también es delgada y nos convenció un poco en la pasada campaña electoral, pero le falta lo grave del madero tieso y por eso Jaén no se la creyó del todo, ganó el PP, donde no hay delgados, sino más bien finos, que no es lo mismo. La vicepresidenta del Gobierno, que vino a Jaén y a La Carolina con sus naranjerías de ropa y sus cuadritos salmón en los calzones, traía en el bolso, junto a la colonia cara y la fusta rígida, esa cosa de los trescientos veinticinco millones de euros para Activa Jaén con la que parece ser que los socialistas se quitan el sueño de esta tierra catorce mil veces timada. Fernández de la Vega es esa mami agria, fría, dulce y adinerada que todos hemos querido tener.
19.9.07
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Con todos los respetos sr Tiscar creo ver en el final de su artículo algún problema de infancia. Yo no quisiera jamás haber tenido por madre a una mujer como Fernández de la Vega, Dios me libre de tener una suegra así.
saludos
Publicar un comentario