El pasado 20 de julio se produjo en España un hecho gravísimo que, más o menos, ha sido comentado y quedará como mera anécdota. Desde entonces ando indignado, menudo verano quinario me he deglutido. Mientras que una ley medieval, pero todavía en vigor, permite que el rey —cualquier rey que nos pongan o se ponga— asesine, viole, robe, extorsione y hasta se rasque el ojetillo en público sin que por ello merezca menos que una sonrisa condescendiente y un “¡viva el rey!” a pleno pulmón y con las lágrimas saltadas, un juez con malos recuerdos secuestra una publicación por un supuesto delito contra el sucesor de la Corona. Pero bueno, vamos a ver, ¿esto qué leche es? Aquí, entre dioses y reyes nos pueden joder vivo y a diario sin que nos valgan más derechos que los de nuestra condición de vulgares y mortales plebeyazos. La portada aquella de “El Jueves” es una de las cosas más bonicas que he visto puestas en papel, sobre todo por haber herido tanto la sensibilidad de los gazmoños, los chupamonarcas, las feministorras (que veían denigración en la posturita de Letizia, tócate la pera) y de la peligrosa cantidad de masoquistas de Estado que nos quedan. He dicho. Ah, se me olvidaba: Hola otra vez.
3.9.07
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3 comentarios:
Bienvenido, ya estábamos aburriéndonos de leer chominaicas en el Jaén. Por fin algo serio.
Qué bonita la solidaridad con el Jueves.
Es una pena, Jesús, que la casi veintena de veces que ha sido denunciado El Batracio Amarillo, con tres condenas, no se haya producido el mismo respaldo. Y eso que en la revista de Motril las caricaturas eran de alcalde y no de principitos. Aquí en Andalucía falla algo.
Hola de nuevo, pollo.
Fe-mi-nis-to-rras (qué taco, joder)
Sin modestia, que es un lastre: Si todas las "quejas" que he recibido este verano por mi ausencia en el periodico (joder, escribo en un teclado que no tiene tilde), las hubiera recibido el periodico...
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