Dan lastimica, parecen un matrimonio humilde y recién llegado a todas partes que se viste de limpio para salir en los medios a quejarse de sus angustias heredadas. Recuerdan un poco a Batiste y Teresa, aquella pareja de honrados huertanos, personajes del novelista Vicente Blasco Ibáñez, que ocupan la barraca del tío Barret con menos dineros que una liebre, con toda la huerta en contra de ellos, y que no hacen más que papearse desgracias y sinsabores cuyo origen viene de muy lejos y, sobre todo, de muy ajeno. Sí, sí, claro que sí: el teniente José Luis Cano y la alcalda Carmen Purificación de los Remedios son Batiste y Teresa, de “La barraca”, no hay más que hablar, y el tío Barret es el ex Miguel Sánchez de Heineken, y la huerta no puede ser otra que el Ayuntamiento jaenoncho, y los huertanos sañudos y malencarados son los votantes del PP, que no perdonan la intromisión de los nuevos inquilinos, como es su costumbre. Cucha tú lo que me va a dar de sí la metáfora valenciana, oye, aquí entre olivares y con esos dos, junticos en la desdicha, abonando el cebollar de los señoritos cebolludos y preguntándole “a ver qué hacemos” a los pimientos y coliflores achicharradas por falta de riego o por sobra de sol.
26.9.07
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