De los diez apartados del “Decálogo del Ayuntamiento” que publicó ayer este periódico, y que pienso guardar para ir tirando de criticaero en cuantico la nueva corporación municipal empiece a incumplirlo, me paro en el noveno punto, referente a la juventud, el botellón y las alternativas de ocio que hay que crearles para que se dejen ya de trinquis y pirriaques. Otros que no se enteran, y eso que son de izquierdas. O que no quieren enterarse. Bueno, pues, a ver: de la misma forma que yo voy a guardar ese decálogo para demostrar hechos reales contra intenciones políticas, que alguien se guarde este artículo para recordarme lo equivocado que estoy si pienso que, mayoritariamente, la alternativa de ocio nocturno que prefieren los jóvenes es el botellón y que no por ponerles cines, teatricos y futbolines van a terminar con ese poderoso movimiento que, al contrario de lo que se dice para quedar bien, no nace de una carencia, sino de la abundancia de alternativas, tantas que ya están más vistas que el mear y aburren a los muertos. Con el botellón sólo podrán acabar los botelloneros, cuando se harten o les bajen los precios en los pubes. Los políticos, que se limiten a esconderlos en el extrarradio.
5.6.07
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