Las falsas cifras del paro

Esto del paro, el parte periódico de sus cifras estadísticas con las que el Instituto Nacional de Empleo nos ameniza la velada, suele ser más falso que la dentadura de mi abuela, lo que pasa es que aquí nadie o casi nadie lo dice y nos tragamos los números con la indiferencia del que ya está harto y le importa todo un comino. Las cifras del paro nunca son más verdad ni más mentira de lo que nos imaginamos. El paro, en la España actual, no es contable, pero tampoco incontable. Yo qué sé, un follón. Porque ustedes sabrán que si a uno se le olvida renovar la tarjeta de demanda, cosa muy de olvidar, como los paraguas, cuentas como fuera del paro, aunque sigas más parado que don Bernabé Soriano en la plaza de la Constitución. Y también sabrán que si un gachón bigotudo (o no bigotudo, eso da igual) coge y te contrata por tres meses para que le saques a pasear a la suegra y se la pongas al sol un rato, eso cuenta como la baja de un desempleado más en este país de la prosperidad, cuando en realidad estás haciendo el gamba y en unas pocas semanas has de volver a comprarte las pertinentes zapatillas de paño a cuadros de todo parado que se precie y hacerle largos y anchos a la plaza de tu barrio.